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29 de marzo de 2010

Tres personas

Se llega el día en que te hacen pensar en todo lo que está sucediendo alrededor… Has pasado días, quizá meses buscando evadir sentimientos, problemas, más sentimientos…
La vida se vuelve cuestionante… Aparece un ángel del cielo volando, danzando en el aire tibio de la mañana, se posa frente a vos y no podés hacer más que pensar en quién te enseño sobre “esos ángeles”.


Viene una persona, dos, tres… regresa la segunda y la primera desaparece por completo; la tercera parece traída por tus oraciones, envuelta en un aura de esperanza… Tu soledad se aparta por un momento y va por un trago a la cantina… Se tarda un par de minutos y mientras tanto tus ojos descansan en la belleza de esa persona que llevabas tanto sin ver…


Su forma de expresarse, la suavidad con que juega con sus manos al contar historias… Elementos todos que te hacen desearla más… Cuando la soledad regresa… La primera persona se encuentra en una pancarta con el titular de “se busca”, ya no importa como aparezca… Es más, ya dejó de importar si aparece o no… Su caso está por ser guardado en los archivos “institucionales”, esos que llenos de polvo están destinados a morir…
La segunda persona es la que aparece sin que lo hayas pedido… La que pregunta sobre tus decisiones, la que dice saber lo que sentís, la que crea confusión e inestabilidad donde sea… Por aquí no se le extraña, pero se aparece con propiedad y con el título de “poder ser tu amiga”…


La tercera, bella… Llena de esa vida que con el paso de los días se está desvaneciendo de tus labios… Las ansias de recibir ayuda urgente, una señal, o cualquier cosa que te diga que como el ángel que llegó a vos por la mañana… Se quedará un par de segundos… Los suficientes para tener fé!.


La soledad está ahí, tan dentro y latente… Tan poderosa! Atraída por los designios del “futuro”, sacando la balanza de la bodega que se abrió provisionalmente en la caverna oscura y vacía que dejó la primera persona, buscando comprobar que es capaz de mantenerte vivo aunque no se marche jamás… La soledad, tan llena de ira, de preguntas e ironía… Tan capaz de abrir heridas y curarlas lentamente, como buscando purificar por medio del dolor…


La tercera persona… Tan tuya, tan deseada, tan esperada… Abriendo y cerrando la puerta, besando esperanzas y colocándolas en aviones de papel que vienen y van por los aires… Tan capaz de hacerte desaparecer para jugar en medio de los sueños que van y vienen suavemente en el aire tibio de la mañana… Tan parecida a esos ángeles de los que la primera persona te habló… De los que la segunda persona vive preguntando…


La vida, tan llena de cambios… Tantos cambios… Tantas personas faltan para que la vida termine, tantos puntos, puntos suspensivos, comas y soledades entre signos de admiración.


Jorge Merino - CAFÉ
MECAFÉ [28 – 03 – 2010]

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