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26 de junio de 2010

A la mujer lejana, a la que jamás me quiere prisionero, a la que aún no ha llegado

[Cartas para que leas a solas y me digás que sentís lo mismo]

Deseo que crucés la calle y vengás hacia mí. Que te sentés a mi lado y acompañés el invierno que se ha apoderado de mi alma.

Deseo que la luz que brota de tu mirada sea un rayo de sol fulminante que atraviese todas las nubes oscuras que me separan del mundo real, donde luzco como un objeto inanimado.

Deseo, si es posible, mientras me tomo mi café con ojos cerrados, mientras escucho las notas incomprensibles de la vida, vengás y tomés mi mano, con una seguridad tal que mi raciocinio quede encadenado y guardado en un bahúl… Mientras la poca sensibilidad que aún me queda en la piel se alimenta de vos.

Deseo que encendás en mi interior un fuego que jamás pueda ser apagado. Deseo sentirte cerca. Deseo caminar con vos sin ver hacia otro rumbo jamás. Deseo que vos y yo compartamos ese tiempo valioso… La vida.

Deseo en pocas palabras que con tu vida resucités la mía que está llena de vacíos y anhelos sobre algo que jamás fue. Y que logrés que brote de mis labios un Te Amo nuevamente.

Jorge Merino
CAFÉ [MUG] Junio 2010.

Viajando a su interior

Estoy matando horas, minutos… Segundos. Desde hace años soy un asesino.

Estoy tratando de detener los sentimientos y lo que pienso. Cada cosa que pienso es una daga. Cada partícula de aire en mis pulmones es un veneno mortal que está acabando con mi fe en “el futuro”.

Estoy intentando traer a memoria las enseñanzas de cuando era niño. Esperando que el resultado sea que no soy tan malo como dice mi alma que soy. He sido capaz de engañar, de triturar el amor que me demostraron. Nada me importó cuando caí en una cama desconocida. Cuando besé unos labios desconocidos. Cuando exploré el fluir de la sangre de una desconocida, su corazón acelerado y su mirada diciendo “has caído”. Nada me importó al estar entrelazado siendo uno por horas. Después del espectáculo… Un café y la cama de una desconocida.

Quiero creer que aún soy capaz de enmendar mi error. Quiero retroceder el tiempo. Quiero decir… respirar al oído de la que confió en mí… Pero los segundos que mato en silencio me provocan agonía, una desesperación tal que solo puedo gritar para liberarme de la culpa.

Estoy intentando remontarme a los tiempos de las enseñanzas aquellas sobre la fe y los valores. He quebrantado tantas cosas en una sola noche, pero lo más grave: El amor, la confianza… He sido tan desleal que solo merezco morir.

Si ella fuera capaz de matarme con una mirada, ya habría muerto cien veces. Porque sé que su oración es escuchada y que podría pedir porque yo resucitara para volver a matarme. Y sé que se lo concederían porque merezco un castigo eterno.

Me afecta ya no tener su abrazo suave, el que me provocaba seguridad de pensar en “un futuro”. ¡Cuánto ha pasado desde que no pienso así!... Desde la noche en que traicioné el sueño más grande que he experimentado solo he logrado llenarme de vacíos. Ahora veo hacia cualquier lado y todo luce igual.

Puedo ver una cadera, unos labios, una sonrisa, unas manos… O sentir un abrazo, un beso… Entregar mi cuerpo por completo y mi alma sigue sin sentir nada. Estoy matando horas, minutos y segundos… Absorbiendo las últimas cenizas de inspiración y fe, para pensar que puede aparecer alguien capaz de demostrar que he sido perdonado y que si existe un sentido diferente a los gritos retorcidos que escucho salir desde las cavernas de mi alma, esa alma tan dañada y tan prostituida en los últimos años.

Por años he vivido en el hoy, he sepultado en una caja que ahora luce tan abandonada como mis ganas todo lo referente al pasado. Pero al encontrarme en este lugar… Congelado, tan quieto que podría ser percibido como una escultura, una pizca más de soledad y espera me han hecho pensar en pedir perdón por lo que sucedió, buscando que muestren piedad por mi vida que ahora luce muerta.

Jorge Merino
CAFÉ [MUG] – Antiguo Cuscatlán. Junio 2010.

COFFEE TIME