MENÚ

18 de noviembre de 2008

Cuando tengo dos tiempos...

A veces he tenido ausencia de aire, ausencia de alma, ausencia de ganas... Pero es entonces cuando comienzo a desear tener dos tiempos; no depender solamente del mío... Ir más allá del aburrimiento que causa acostumbrarme a mi propio aroma, acompañarme a mi mismo...
Cuando tengo dos tiempos, te tengo a ti... Te robo segundo a segundo el espíritu de lo que te pertenece... Tu tiempo se vuelve mío... Como un imán mi tiempo se apodera del tuyo...
Cuando tengo dos tiempos soy capaz de amar, de extrañar y de ser feliz... Cuando tengo dos tiempos, tengo exceso de sentimientos, deseo abrazarte  y grito preguntándome porqué si tengo tanto tiempo, porqué si deseo tanto amarte... El tiempo aún es insuficiente para coincidir contigo...
Cuando tengo dos tiempos, tengo al sol y la luna en una sola imagen...
Cuando tengo dos tiempos, tengo alegría y llanto...
Cuando tengo dos tiempos, tengo sueños y desvelos...
Cuando tengo dos tiempos, tengo cercanía y distancia...
Cuando tengo dos tiempos, tengo el impulso suficiente para decirte que te quiero a mi lado y que si estoy buscando robarme tu tiempo es porque paso día y noche soñando con amarte...

Jorge A. Merino
Café / Todos los Derechos Reservados / Abril - 2008

16 de noviembre de 2008

Seamos sinceros por una vez

El silencio se ha extendido frente a mis ojos; por primera vez he sido capaz de ver el silencio; acariciarlo y recostarme en su piel de recuerdos... He sido capaz de hablarle al oído y contarle que no me siento en paz… Que he buscado en las calles y avenidas; y le he disparado para que muera; pero que cuando menos lo espero aparece para seducirme y recordarme la esencia de las cosas…

Silencio, seamos sinceros por una vez… Quiero decirte tantas cosas que siempre cayó; y que están ahí dándote vida… Silencio, siempre he pensado que existes porque yo quiero que existas… Pero por más que intento una manera precisa no logro acabar contigo…

La sinceridad incluye decirte que adoro tu cabello con colores oscuros; y que si he mantenido los ojos cerrados es porque no quería que vieras mi interior… Me he dado cuenta que no cuesta decirte que te amo; que amo cada uno de tus pasos; y que amo el punto donde en medio de sueños y colchones decides callar observando mis intentos por alcanzar la felicidad…

Quisiera que fueras capaz de hablarme claramente; si amas acompañarme en la vida, que me lo digas; y que si odias mi forma de hablarte al despertar, lo digas igual… He intentado ser adivino y de encontrar formulas perfectas; pero debido a la plaga de imperfección que hay en el mundo siempre tengo un margen de error más grande que mis intentos por ser feliz…

Quiera que seamos sinceros por una vez; y que no sea solo yo el que dice que te ama; y que se muere por invitarte a cenar esta noche… Quisiera que esta noche al quitarte tu vestido de deseos sonrieras siendo sincero por primera vez… Que si me amas; y te hace feliz ver mi rostro lo digas; que si detestas pensar en una vida completa a mi lado y planeas quedarte solo un tiempo, también lo digas… He tratado de mirarte como un momento, pero tú, silencio… Eres una eternidad que vive en mis sentimientos… Ser sincero supone que te diga que no soy perfecto, pero que si por una vez somos sinceros y logramos comprender lo que somos el uno para el otro, talvez la probabilidad para que ambos seamos felices sea más grande de lo que creemos.

 

 

24 años de vida, talvez no sea tanto como para otros… Pero lo que quiero decir es que en todo este tiempo transcurrido yendo de un lado para otro, no he logrado comprender porqué nos empeñamos en no ser sinceros… Cuando he sentido un te amo en el corazón, teniendo la cautela necesaria lo he dicho; y si ha habido más confianza, he robado besos al decirlo… Para que quede claro…

Cuando he sentido que alguien ofende mi ideología, han sido mis ojos los encargados en expresarse completamente, lanzando desaprobaciones, e incluso golpes con una sola mirada.

Es tan fácil ser sincero, tan fácil como verte a los ojos y decirte que me muero por llevarte a la cama, y que si deseo ser sincero debo advertirte que no he pensado en nada más que en eso… Y que talvez después de una de tus sonrisas pueda comenzar a pensar en que deseo pasar más tiempo a tu lado…

Es tan fácil ser sincero, tan fácil como verte desde mi mesa sola en el café e invitarte a acercarte… O decirte que si deseas me acerco… Que no quiero que sientas que quiero aprovecharme del momento, o hacerte sentir menos; que tan solo quiero viajar a tu lado, invitarte a un café y escuchar de tus labios la respuesta a la pregunta ¿qué quieres tú?... Es tan fácil ser sincero, tan fácil como decir: “no quiero nada” “o solo te vi, y me pareció interesante tu soledad…” o talvez fuiste más allá y la respuesta sea “solo pensé en pasar la noche a tu lado y luego desaparecer robándote el alma…” ¿Qué quieres tú y qué quiero yo?

 

En 24 años aprendí a decir, quiero desnudarte… Quiero hacerte el desayuno… O quiero llorar… En 24 años aprendí que soy capaz a decirte que sos lo que quiero, que lo se porque en 24 años aprendí a soñar contigo incluso antes de conocerte… Y que también aprendí a escribirte cartas que buscan hacerte sonreír; en 24 años de estar viviendo logré darme cuenta que si yo he podido ser sincero al decirte que tengo miedo, o que tengo ganas de abrazarte incluso al extremo de quizás ahogarnos o fundirnos en una sola aleación de amor puro. En 24 años he aprendido que soy capaz de decir no cuando no deseo algo; y que si es tan poco el deseo de hacer alguna cosa, vale la pena aclarar por qué.

Lo que no he logrado entender en 24 años es, porqué existe todavía la idea de que haya cosas que valgan la pena de permanecer escondidas… Que valga más ocultar el “famoso pasado”, que sonreír diciendo “no se porqué hice eso… O si lo se perfectamente, pero de ello aprendí también a no causar daño a los demás…” No he logrado entender porque vale más la pena ocultar la sinceridad y comenzar a planear como acostarse con tus deseos a espaldas de alguien que te está amando… No he logrado entender porque el amor se ha devaluado tanto… He dejado de tener fe tantas veces y mi ideología a cerca del amor, que ya hasta he llegado a poner en duda su existencia…

En 24 años, he tenido crisis a cerca de “si está bien lo que me encuentro haciendo” “si debo seguir caminando o si debo parar un momento…” “de si debo tomar decisiones por lo demás o dejar que ellos decidan y aprender a respetar lo que deseen aunque vaya en contra de lo que yo quiero…”

En 24 años, he aprendido a negociar un beso, a negociar una cama; pero sobre todo a ser sincero… Pero el último año, el último año he prendido a movilizarme como hombre de guerra; y quizá por eso me dicen que ya hasta tengo tendencias de ese tipo… He aprendido a ser sincero, sobre todo conmigo mismo, he aprendido a aceptar que talvez llegue el momento en que alguien me disparé porque no permitiré que pasen sobre los derechos de otro… O que en mi afán de defender lo que se que es cierto pueda conseguir morir… He aprendido a ser sincero y decir que prefiero morir siendo sincero que vivir mintiendo como lo hace la gran mayoría…

En 24 años he aprendido a sentir asco de la falta de sinceridad de la gente, del exceso de ambiciones, pero no he logrado comprender porqué la mayoría no es capaz de buscar sinceridad…

He aprendido a preocuparme por ello, a sentarme cada tarde para analizar si ha habido algo en lo que pude lograr más…

No he logrado comprender porque ante los problemas, la mayoría deciden restarle importancia a la sinceridad… Callar el “salí con mi amiga que no te cae bien… la que decís que quiere conmigo…” o callar el “solo deseo que me abracés y no me ahogués con preguntas…”

Ha habido etapas en las que pienso en que aún siendo sinceros… Podemos ser más sinceros aún… Decirle a la desconocida del autobús lo bien que se ve… O deba decirles que me han estado advirtiendo que tanta clavada con la sinceridad no es buena… La verdad es que hago lo que creo que debo hacer, y sigo teniendo fe en que haya personas que valoran la sinceridad tanto como yo… Hay carencia de “esas personas”… Hay ejemplos por todos lados de personas que decidieron no creer más en ser sinceros y ahora se dedican a ocultar las cosas importantes… Es tan fácil que comiencen a decir “me vale madre el amor o tu idea de una familia estúpida en la que jamás pensé en mi vida…” o digan “en realidad solo quiero que me mantengás mientras consigo a otro…” Hasta en estas pequeñeces ayudaría la sinceridad… Y luego si se decide continuar, ya se llevan encendidas las luces para caminos oscuros…

En 24 años he logrado tener miedo de que en uno de los terremotos que son causados por los que difieren de mi ideología, caigan más que mis ganas por ir en contra de todo lo que sea necesario para ser sincero sobre lo que quiero y no quiero… Si esa parte de mi cae, abría caído lo que me define como ser humano, esperaría que ese derrumbe sea tan solo el anuncio de que ya estoy muerto. Seamos sinceros por una vez, y luego otra vez, hasta que sea un vicio ser sinceros… Serviría de tanto decirles a las personas las cosas necesarias para que no sigan pareciendo idiotas por nuestra causa.

Es tan fácil decir “no te amo”, “te amo con toda mi alma”, “no pienso servirte nada”, “o esta tarde yo sirvo todo para vos”, “te odio, por tu bien aléjate”, “o me hacés tanto bien, por mi bien no te alejés jamás”, sea bueno o malo lo que se tenga que decir, yo pienso que ser sinceros es la mejor opción.

Jorge A. Merino
Café / Todos los Derechos Reservados / Abril - 2008

Cuando diciembre se avecina

Como el golpe que me di en la cara pensando en vos… Alumbraste el lado oscuro de mi corazón… Lo hiciste, pero te fuiste sin apagar la luz.

 Mario Benedetti.

Tengo tanto miedo, pero tanto miedo… Que me he vuelto el hombre más valiente; capaz de decidir dejarte volar; capaz de decirte te amo, abrazándote y diciendo que en esta vida la oportunidad se nos fue de las manos… Cuando diciembre se avecina; la soledad se acentúa… Se vuelve asesina; se vuelve luz que con su suavidad quema mi piel durante todo el día…

Es duro decirlo; es duro pensarlo… Cuando diciembre se avecina; las aves vuelan y el viento golpea buscando provocar llanto… Pasan los segundos y con ello la toma de decisiones de la que hablo; a pesar de tener tanto miedo, pero tanto miedo… Soy capaz de decirte que te alejes; porque la oportunidad que había se escapó de las manos…

Lo descubrí en las heridas de las paredes de mi habitación; cuando el viento peleaba y peleaba por entrar para hacerme daño… Cuando diciembre se avecina mi soledad se vuelve un conjunto de sonrisas prestadas… Cuando diciembre se avecina nace la oportunidad para volverme loco escribiendo… Tengo razones de sobra hacia todos lados; y cuando te avecinas vos, tengo que decir que la oportunidad no será en esta vida… Y puedo estar muriendo de ganas por besarte y decirte que te extrañaba; pero cuando vos venís hacia mí soledad; digo convencido que se marchó la oportunidad de amarnos…

Cuando diciembre se avecina y vos te das cuenta de lo que ha pasado; y decidís retirarte con los ojos llenos de tristeza, con los sueños empacados… También se avecina una luz; la que creo razón de ese hermoso diciembre que se avecina…

Tengo tanto miedo, pero tanto miedo… De que la oportunidad que creí tan mía se haya marchado para siempre… Cuando diciembre se avecina deseo pedir a gritos que me despojen de la soledad que ha hecho casa en mi alma…

Jorge A. Merino
Café / Todos los Derechos Reservados / Abril - 2008

COFFEE TIME