Me siento igual de solo que ayer…
Quizá un tanto más, por el frío…
La música no provoca nada,
La gente no provoca nada,
porque se encuentra muerta en medio de la noche…
Las hormigas están dormidas,
Las aves están dormidas,
Mi alma está dormida,
Mis ganas están aniquiladas…
La taza de café está dando gritos,
Está sumando desvelos como yo…
Escribir es un desahogo,
Susurrar el odio del vacío es un consuelo…
Pensar, dejar de hacerlo…
Es un jugueteo entre seguir o parar…
Entre vivir o dejar de hacerlo…
Es una suma y una resta,
de ganas, de suspiros, de anhelos y de sueños maltratados por la oscuridad…
No sé dónde estás,
No sé dónde estoy yo,
No sé que hacen los demás con sus vidas…
Yo solo juego a ser feliz,
tratando de burlar mis ganas repentinas de viajar al más allá…
De momento lo logro, siento que he dejado de existir en este espacio lleno de nada…
He perdido tantos recuerdos,
Y temo perderme a mí mismo.
Mi esencia no ha sido tan fuerte como para luchar por los recuerdos…
Siento anhelos de esos recuerdos que se borraron,
No sé qué estoy anhelando…
No sé qué cosa es la que es capaz de maltratar tanto mis ganas…
Quizá me hacés falta aún sin haber venido jamás…
Quizá es tu abrazo desconocido,
O tu sonrisa de primavera que jamás he visto…
Quizá, quizá… solo quizá estoy quedando sin nada…
Sin vos, sin mi… y me he vuelto parte de los sueños de los demás…
Sueños que no llego a sentir propios esta noche…
Tengo anhelos quizá de soñar con vos…
De ver tu rostro, ese rostro que jamás he percibido…
El abrazo, el beso y la caricia…
Nada tienen que envidiarle al vacío, a la oscuridad y a la nada.
Quizá mañana…
Quizá después…
Quizá jamás.
Jorge A Merino
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