Los pies caminando. Dos pares de libertades acompañándose por un momento, siguiendo la misma dirección.
Con la noche sola. Crece la incertidumbre, disminuye el sueño. Después de su peso haciendo un nuevo espacio en el colchón y el aroma que aún se pasea por las sábanas, crece la incertidumbre.
Es herramienta la paz. En este momento, la soledad me hace compañía mientras digo desde el alma lo que ELLA susurró a mi oído: "Que me tenga miedo el amor, que le puedo cantar su canción".
La piel se manifiesta. Con el frío grita: "Abrigo, te necesito!"... El complemento: Manos que combinan perfectamente, los colores sobre la pared, el aliento de la mañana sin deseos de separarse.
Recuerdos de metamorfosis que adornan fotografías de tulipanes y mariposas; lo que queda después de soñar por unos segundos... De amar el amor, de no tener miedo de traer recuerdos que en alguna época fueron cuchillos afilados...
Es la armonía me mantiene despierto.
Amo el futuro con logros y fracasos, con posibilidades y negaciones, siento gratitud y he aprendido a manifestarla... Siento grandes deseos de continuar uniéndome a esa armonía. Siento deseos de continuar viviendo y que ELLA lo haga... Y si la vida lo permite podré decir más de lo dicho al oído hasta hoy, porque habrá hecho más que cumplir un ritual en mi camino, ELLA, sabiéndolo o no, me ha hecho libre, con un brillo fulminante, con una disposición absoluta y un aroma que se cuela hasta por los poros me ha dicho libre...
Eso siento.
Eso es ELLA: mi compañera de viaje.
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